miércoles, 18 de noviembre de 2009

Segundo primer beso

Todavía lo recuerdo. Siempre creí que eran los mejores, lo son; lo siguen siendo. Incluso en otros labios, con otros suspiros y con otras miradas. Los segundos primeros besos tienen, al menos en mi caso, una magia especial, que ultimamente no pude encontrar en el primer beso. Tal vez se deba a el estado en que me encontraba al momento de ese primer beso. Vamos a ser sinceros el alcohol es muy bueno para deshinibirse, pero le roba el encanto a ese momento, sobre todo cuando al otro día no recordamos exactamente si paso o no, y en el mejor de los casos como sucedió. Entonces tenes la oportunidad de encontrarte una vez más con esa persona (y esta vez totalmente sobrios!), y lo ves llegar y te tiembla todo el cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la punta florecida de tu pelo largo. Te sudan las manos y te tiemblan tambien, se te dibuja una sonrisa enorme en la cara, luchas para que no piense que te moris por verlo, pero sonreís igual. Se te acerca, pasa sus labios muy cerca de los tuyos, casi rozándolos y termina por darte un beso en la comisura. Ahí sentis que estás por explotar, pero te lo aguantas. Empiezan a caminar y charlan mucho. Te frenás en las esquinas, cuando el semáforo no te permite cruzar y no pasa nada, ni un acercamiento. Llegan al parque y se sientan al sol, te pones cerquita a él, no queres que se imagine que no lo queres cerca. Pensas que es el lugar y el momento, siguen charlando y como ves que no pasa nada, coqueteas de por demás a ver si capta las indirectas. Pero no!!! Y te empezas a desesperar. Te rendis, crees que no le gustas o no tiene ganas de besos, o no quiere ir tan rápido. Lo das por perdido  pero no pretendes ponerte de mal humor, ni mucho menos dejar de conocer a alguien nuevo, le pones onda a la charla y sobre todo atención. Dejas de pensar en ese beso y descubrís una persona interesante. Y justo cuando ya te habias olvidado y pensabas que no iba a pasar; te encontras parada en una esquina de la ciudad y él tomandote por la cintura. De repente el corazón late a mil revoluciones por segundo, las rodillas se te aflojaron y tus manos parecen las Cataratas del Iguazú. Lo miras a los ojos y suspiras, sonreis y suspiras. Te besa, lo besas, se besan. Pensas que todo lo que esperaste, todo lo que lo deseaste valió la pena. La adrenalina de ese beso es mucho más fuerte que la del primero. Por qué? Fácil, si hubo un primero acordado por las dos partes y después de ese primero una cita, salida o encuentro, quiere decir que esas dos partes se gustan, se atraen; se convierte en una confirmación de lo sienten. Por esa razón para mí tiene mayor importancia.
La picardía de las miradas, las risas, los gestos, todo se intensifica antes del segundo primer beso, que por supuesto dará paso a un tercero, cuarto y esperemos miles más.
También hay otra clase de segundo primer beso. Es ese que no es necesariamente el segundo en forma numérica y ordenada, sino que es ese beso que se da mucho tiempo después de los miles tantos y rutinarios que le pudiste dar a alguien. Por supuesto para que no caiga en la rutina (al menos en este caso en particular) es dado mucho tiempo después.
No lo ves por mucho tiempo y un día sin pensarlo demaciado se encuentran. Le tocás el timbre y como es su costumbre tarda siglos en bajar. Durante la espera procuras no ponerte nerviosa, ni sonreir, ni que te tiemble una pestaña. Imposible! Pasan los minutos y peor te pones. Entonces miras para la puerta (que es totalmente de vidrio) y lo ves. Ahi está, caminando hacia a vos con una sonrisota en la cara. Abre la puerta y te saluda con un simple beso en el cachete. Suben a su departamento, pasan a la cocina y hablan de todo un poco. Vos apoyada contra la parded, con un vaso de lo que estaban tomando en la mano, él enfrente tuyo apoyado en la mesada; los separan unos 50 cm. Y charlan de la vida, como solían hacerlo, totalmente sueltos, entendiendose. Sus miradas no se cruzan porque estan clavadas. Su mirada en tus ojos y tu mirada en la de él. No se apartan ni un segundo. Te quedás dura contra la pared, porque asi es más fácil disimular todo lo que te pasa. Él se te acerca, ahora esos 50 cm se convierten en 3 cm, te pregunta si no tenés calor con la chalina que tenes enroscada en el cuello e intenta sacartela, termina por casi extrangularte. Se rie y se acerca todavía más para sacartela definitivamente. Inevitablemente esos 3 cm desaparecen y sus cuerpos quedan totalmente unidos. Si el corazón te latía a mil ahora está incontrolable. Lo seguís mirando y él hace lo mismo. En cuestión de milésimas de segundo sus labios comienzan a tocarse, se besan como nunca, como si no se vieran hace miles de años, con una pasión inimaginable. Te puedo asegurar que ese beso es inigualable.
Sí lo recuerdo todavía, pero no con un dejo de esperanza, sino como un tesoro.
A mi me queda agradecer por esos dos segundos primeros besos que son tan diferentes y sentidos a la vez!!


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